jueves, 18 de agosto de 2016

Último día de casal y regreso

Y de repente, llegó el día que nadie quería que llegara...último día en el casal con los niños. Por la mañana, nos dirigimos al almacén para cargar en la furgoneta las bambas Victoria que se entregarían junto con la mochila de material escolar a cada alumno. Son zapatillas que conseguimos gracias a que nos donan el excedente que tienen. Sin embargo, no es suficiente. Cuando estás ahí, preparando el material a repartir y ves in situ que no vas a poder entregar una caja de zapatos a todos los niños.... es inexplicable lo que llegas a sentir... La clase de los más pequeños no puede recibir esas bambas ya que los números son muy grandes para ellos, pues teníamos del 33 al 42, y muchos de ellos calzan un 30. No obstante, haces lo imposible y conseguimos incluir en sus mochilas unos cuadernillos y juegos de más. Además, es importante irnos con la sensación de todo lo que sí consigues lograr como por ejemplo, los zapatos crocs que todos los alumnos recibieron, las camisetas del casal, la bolsa de material escolar, etc. El resto de la mañana, Esther, Mireia, Rania, Noor, Mª Lourdes y Cora estuvieron preparando un baile para la fiesta final del casal. Por la tarde, nos dirigimos por última vez al casal con una mezcla indescriptible de emociones. Fue un día precioso. Nos disfrazamos todos con máscaras, cantamos, bailamos, jugamos... Los niños y niñas nos regalaban pulseras de hilo hechas por ellas mismas, collares, dibujos... y sobretodo besos, abrazos, miradas y sonrisas que jamás olvidaremos. Fue realmente emocionante ver sus caras al recibir las mochilas de material escolar y las zapatillas. Al casal, se acercó muchísima gente de los alrededores. Muchos de los familiares te agradecían tu labor allí, sin ellos saber que las que realmente estabamos agradecidas éramos nosotras por haber tenido la oportunidad de participar en un proyecto como el de Itran y por la generosidad, humildad, nobleza, alegría, amabilidad y un largo etcétera de todas esas personas. La despedida fue triste a la par que bonita e inolvidable y pensando que... "Aquí tenemos que volver algún día". El viaje de regreso aun nos guardaba una última sorpresa. Tuvimos la oportunidad de hacer noche en Tetuan. Una ciudad preciosa que contrastaba con los paisajes que habíamos estado conociendo durante los anteriores días. Empezamos a conocer la parte norte de Marruecos. Y todo ello, gracias a la hospitalidad de toda la familia de una de las voluntarias de la Ong, Hafida. Desde aquí, todo nuestro agradecimiento.

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